¿Qué harías por amor?
- María Salinas
- 29 ene
- 3 Min. de lectura

Cuando nos hemos hecho esta pregunta o alguien nos la hace generalmente nos vienen alguno de estos dos pensamientos a la mente: pensamos en alguna persona en especial, ¿Qué estaría dispuesta a hacer por esta persona?
Y el otro pensamiento es: Depende… ¿para quién?
Una vez resuelto el segundo cuestionamiento se viene una serie de preguntas y respuestas.
Si nos ponemos una situación más extrema, por ejemplo, un niño necesita un riñón creo que no hay papá o mamá que no esté dispuesto a donarle uno propio, quienes tenemos hijos daríamos la vida por nuestros hijos sin pensarlo y no me dejarán mentir que hasta cuando les da fiebre y los ves todos decaídos, mocosos, sintiéndose fatal por una gripe que escaló un poco, pero que sabemos que no es grave, si pudiéramos cambiaríamos lugares con tal de que ellos no se sientan así.
Uso el ejemplo de quienes tenemos hijos, pero lo mismo sucede con parejas, hermanos, amigos, etcétera. Cuando amas a alguien estamos dispuestos a hacer muchas cosas, desde salir en medio de la noche, prestar dinero, dar asilo o viajar al otro lado del mundo entre muchas otras cosas.
Después de esta corta reflexión vuelvo a preguntarte ¿qué harías por amor? ¿Ya tienes una respuesta más clara? Tal vez… ¿un cambio de actitud, aprender algo nuevo?... ¿podría ser? Y volvemos al: depende.
Como coach me encantaría saber que la persona que se te viene a la mente eres tú mismo.
Tienes bastante claro lo que estás dispuesto a hacer por amor hacia otra persona, pero te has preguntado: ¿qué estás dispuesto a hacer por amor a ti?
¿Por qué cuando nos hacen o hacemos esta pregunta no somos la primera persona que viene a nuestra mente?
Vivimos en la superficie de nuestra propia vida, donde confundimos alegría con felicidad, tener con ser, dinero con abundancia, meta con fin. Hemos perdido de vista lo importante, lo valioso, creemos que la queja nos libera y juzgar nos enaltece. Priorizamos todo y a todos antes que a nosotros mismos.
Imagina por unos minutos qué pasaría si de repente todo el mundo se priorizara a sí mismo; y en el buen sentido, nada de egoísmo, prepotencia o altanería, me refiero a que nos ocupáramos por ver lo que nos hace bien, dejar lo que nos hace mal, cambiar hábitos, dejar relaciones, buscar un trabajo que nos haga felices, poner límites, todo lo anterior se resume en: priorizar nuestra propia salud mental.
En la última década la salud mental es un tema en todos los ámbitos, diario salen normas para que las empresas velen por la salud mental de sus empleados, artículos de cómo debemos hacernos tiempo para equilibrar nuestras vidas en pro de esa salud mental, apps para poder llevar a cabo esta tarea meditando, agradeciendo, respirando y hasta golpeando, sin embargo, no existe la receta que funcione para todos.
Lo que sí te voy a decir es que el primer escalón hacia la salud mental es exactamente el mismo para todos y la mayoría se lo brinca.
Ese escalón se trata del autoconocimiento, realmente entendernos, saber qué nos duele y porqué nos duele, que nos enoja y porqué nos enoja, cuales son nuestras heridas, porqué reaccionamos como lo hacemos, porqué somos más afines con unas personas que con otras, porque hay actitudes de otras personas que simplemente no soportamos.
Brincar ese primer escalón en la escalera hacia la salud mental es como construir un edificio con cimientos deficientes, puede quedar hermoso, puede ser habitable, puede no tener ningún problema durante muchos años, e incluso puede sobrevivir a algunos temblores, pero tarde o temprano puede venirse abajo.
Y por qué digo que el autoconocimiento es la base de la salud mental, porque cuando realmente conocemos nuestro propio instructivo con cláusulas y letras chiquitas nos vemos a nosotros mismos con más compasión; ergo, también somos más compasivos con las demás, mejoramos nuestra relación con nosotros mismos, nuestro diálogo interno, nuestra relación con los demás, cómo nos comunicamos y se dan una serie de cambios internos y externos, aprendemos a priorizarnos desde el amor y el entendimiento.
¿Qué harías por amor? ¿Conocerte a ti mismo? Si estás dispuesto a hacer este viaje de introspección y autoconocimiento será un placer acompañarte, yo ya lo hice y ha resultado ser el mejor viaje de mi vida.
Comments